La
noche que le pertenece al día, cuando el tumulto de las impresiones
se vienen sobrecargando a pensar de forma universal comenzando a
zentirse ligero un
milenario cada uno,
desde la conciencia colectiva, especie tan imprevisible de, no
lugares sino de aquello que lo toma a uno, el estandarte de su suerte
y un vago sentimiento de orfandad sin ello es por lo cual fue una
pérdida tan irresoluble, deseábamos que feneciera
una-parte-de-querer-quitar-el-alma, todos quimeras como ignorantes de
ésta misma, por la que de hecho entre el desnudo aunque llevara
apellido, Ustedes, los poderosos estén alistados en lo contrito, en
cada una de las suyas.
Después
de algunos datos junto a las manos propias, pero la noche oscura no
había terminado, hallábanse las penumbras tratando de localizar
endopistas de una civilización tanto por lo menos que si se
manifestara por su propia voluntad las indefiniciones hacia una
pendiente por donde se hallaren arrancando un lugar interior para
infundir al menos en lo sucedido de tal contacto apenas uniera tan
extáticamente el mar en el que se vuela, el cielo en el que navega
demasiado temeraria irrumpirle al silencio, una vez que a entender la
intención o sentido de la tal intervención, al sempiterno creador
que por la meditación, si no conociera la profunda simplicidad, del
silencio sin pensar que se tratara de una ironía, estaba entre la
órbita de dos autores distintos: uno empecinado a proseguir el largo
ayuno cognitivo, el otro relajándole a pensar ya por cuenta propia,
pues aún aquellos santurrones literatos y
expertos-de-los-temas-sobre-quién-sabe-qué-cosa son iletrados
alistados de la experiencia en pequeña persona.
[Hay
que tenerse demasiado en estima para creerse uno experto o docto]
Ese
silencio ya no ha de querer decir, sino que dice desde dentro de los
criterios y móviles que le prevalecen a la memoria, semejante camino
donde el mutismo apareció como sempiterno resorte, nuevo a fundar
una preparación intelectual de parte de los iniciadores hasta
dejarse uno refutar la voz propia, en estas curiosas destrezas
tratando de acomodar en el sentimiento cada uno de los apostrofes a
sus enseñanzas, sin la cual no lograría exigir una recomendación
para el ser mismo [sin embargo], las poderosas aprobaciones juraban
ser fieles a lo que se deja influir por el poder y presupone casi
mostrársenos y escuchan como entelequia aquellos hermanos que al
decirnos perspicaces con los ideales de un planeta anímicamente
sensible indican una atmósfera cargada; logosfera como habitación
del ser, Era como-cuando-donde evolucionando a formas primigenias se
reitera la unión según su corazón, según su desapropiación.
Endopistas
sin oposición y más bien posibilidades fractales con exquisita
versión de este planeta-alma indefinidamente con lo que guste
revestirlo, para tener en ello una morada estable, para tener a la
mañana siguiente una noche más y me hubiera permitido soñar.
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@Harold Rosethe